Para ahondar en este importante tema, debemos apoyarnos en una historia basada en un verso del Odun Ogbe Ofun, la cual les traigo a continuación.
… La muerte descendía del cielo cada cuatro días al mundo, específicamente
en la capital religiosa de los yorubas, Ile Ife, en compañía de su cayado o
bastón secreto llamado Opa Okú, con el cual asechaba y le quitaba la vida
cuantas personas le placía, cada vez que la muerte hacía acto de presencia la
tierra temblaba, situación que mantenía a todos los pobladores sumergidos en un
terrible temor por sus vidas. Àmaìyégùn, hijo del gobernante de Ile Ife
(Obatalá), decidió poner fin al asecho de la muerte, por lo que prometió
proteger a su pueblo. Àmaìyégùn fue donde su padre Obatalá y le hizo saber su
intención de enfrentar a la muerte, a lo que Obatalá le recomendó ir por
adivinación a la casa de Orunmila antes de llevar a cabo su peligroso plan.
Àmaìyégùn fue a casa de Orunmila por adivinación obteniendo el Odun Ogbe Ofun,
Orunmila le recomendó ofrendar mucha sal a Esù además de un macho cabrío, debía
ofrendar dos gallinas a Oyá, dos gallinas a Ifa con dos pescados azules y
dieciséis babosas a Obatalá, Orunmila hizo especial énfasis que antes de la
ejecución de su plan, debía ir a casa de Oyá quien le daría un secreto.
Àmaìyégùn hizo los sacrificios solicitados, finalmente fue a casa de Oyá, quien
le hizo entrega de un traje hecho de muchos retazos multicolor con muchas
telas, Oyá le recomendó que en el momento de enfrentar a la muerte debía
vestirlo, Àmaìyégùn aceptó. Llegado el día en que la muerte descendía a Ile
Ife, Àmaìyégùn vestido como Oyá le había indicado, se escondió a la espera de
la muerte. Cuando la avistó, Àmaìyégùn retorció su voz y salto para asustarla,
la muerte asustada desapareció del lugar olvidando su bastón. Àmaìyégùn lo tomó
y muy efusivo por su hazaña lo llevó ante Obatalá. Obatalá le contó lo que había
sucedido a Oyá, quien llevó a ambos ante Sango pues, él sabría qué hacer con el
cayado de la muerte. Sango saludó con reverencia a Obatalá y Àmaìyégùn, y
recibió el bastón. Fue Sango quien desde entonces descubrió el secreto de la
muerte, al golpear el bastón contra el suelo la muerte hacia acto de aparición,
en su presencia Sango, Oyá, Obatalá y Àmaìyégùn pactaron con ella acordar algo
a cambio de las cuantiosas muertes, ella accedió y a cambio, solicitó ser
reverenciada por medio de un santuario secreto cuyo misterio les seria
indicado, todos estuvieron de acuerdo y desde entonces la muerte es
reverenciada y así Àmaìyégùn detuvo el poder implacable de la muerte en Ile
Ife…
Analicemos este verso del Odun Ogbe Ofun y así, lograremos comprender que
es el culto a Egùngùn. Los yorubas afirman que quien creó el culto a Egùngùn
fue Sango, lo cual es completamente correcto, luego de que Àmaìyégùn le robara
el bastón a Ikú, dicho cayado fue llevado a Sango quien sabía cómo usarlo, pues
fue a Sango quien le fue revelado el secreto de la muerte. Es así como se da
inicio a la veneración a Egùngùn cuya finalidad es, agasajar a los ancestros
colectivos muertos a manos de Ikú para que ella se sienta complacida y de esta
manera, ella misma nos otorgue protección antes los embates de la vida
cotidiana. La palabra Egùngùn significa ancestros, difuntos.
Otra importante historia del Odun Obara Owonrin, explica que Alapini era un
viejo sacerdote de Ifa, que vivía en las afueras de Ile Ife, tenía tres hijos
llamados: Ojewùnì, Ojesámní y Ojerìnlò, ellos tenían prohibido comer ñames pues
ese era su tabú, los hijos de Alapini no hicieron caso, y se jactaron
comiéndolo quedando con mucha sed, como no tenían el rio cerca no pudieron
tomar agua y fallecieron. Alapini al llegar a su casa se topó con la desgracia
y comenzó a llorar. Alapini fue a la casa de Orunmila por adivinación y se le
recomendó ofrendar dos gallinas a Oyá, dos gallinas a Orunmila, dos gallos a
Sango, además, debía visitar a Obatalá, Alapini hizo el sacrificio, fue a la
casa de Obatalá quien le dio un bastón el cual debía llevar a casa de Sango.
Alapini llegó a casa de Sango con el bastón y este le indicio que a los 17 días
fuera al rio y golpeara tres veces el suelo con el bastón y llamara a sus
hijos. Alapini llevó el ebbo al rio y fue con el bastón, invocó a sus hijos y
estos aparecieron pero con el rostro tan espantoso que su propio padre no podía
verlos, siguiendo las indicaciones de Orunmila, fue a la casa de Oyá donde le
fueron dados tres trajes, de camino Sango y Obatalá le explicaron que debía
abrir un hueco y allí adorar a sus hijos, así fue como Alapini hizo el primer
Igbale en el cual adoró a sus hijos y donde depositaba las ofrendas a ellos.
Alapini enseñó su secreto a los demás pobladores de Ile Ife y así fue como se
dio a conocer el culto a Egùngùn. Esta historia explica que el Odun Obara
Owonrin explica, que cuando una persona fallece, al décimo séptimo día ya podrá
ser venerado como Egùngùn en un Igbale, desde entonces así se hacen todas y
cada una de las tribus y etnias yorubas.
Otro importante Odun del oráculo de Ifa, Ogbe Iwori explica que Egùngùn y
Òrò son hermanos, pero ambos Obatalá le obsequio el traje sagrado Ago Kùkù a
Òrò, pero luego por no darle buen uso Obatalá lo despojó del mismo para dárselo
a Egùngùn, fue así como Egùngùn y Òrò comenzaron una enorme disputa por poder
que termino con el siguiente dictamen establecido por Obatalá: donde están los
adoradores de Òrò no pueden estar los adoradores de Egùngùn, aun cuando
comparten rituales muy parecidos no se relacionan ambos.
El culto a Egùngùn es la manifestación mística en la cual se veneran los
ancestros antepasados, pues los yorubas tienen la convicción de que los muertos
se manifiestan y relacionan con los vivos, de hecho, por medio de dicha
veneración los yorubas se aseguran de que ellos en algún momento reencarnen
como nuevos miembros familiares. Egùngùn es considerado por los yorubas como
una Orisa, de hecho, esto esta explicado en el Odun Oyekun Meji donde Egùngùn
por dictamen de Olodumare es catalogado como un Orisa, constituye la defensa de
las familias y de la ciudadanía en general ante enemigos, hechicerías, maldades
y calamidades, es por ello que posee un festival anual en su honor.
El lugar mágico y místico donde se llevan a cabo las inmolaciones y
rituales en honor a Egùngùn se llama Igbale, es un hueco que se hace en el
suelo, usualmente al pie de un árbol ancestral, que se cree es el Baobab
(Adasonia Digitata) aunque esto no deja ser una hipótesis. En este hueco se
colocan ritualmente una serie de elementos que van desde huesos de animales y
humanos hasta elementos minerales, piedras y algunas plantas especiales muy
ligadas a Egùngùn. Dicho hueco es amurallado por palos que hacen las veces de
barreras para evitar que personas ajenas se acerquen al Igbale. Estos palos son
denominados en América: Cujes, los cuales son tomados de una plata llamada
Atorí. Estos Cujes o palos empleados en los rituales no solo de Egùngùn, sino
también en rituales de la divinidad Òrò, son denominados Isán, Ishan u Opasán
(Pashan en Cuba), los cuales, entre otros usos, sirven para invocar a los
espíritus durante los rituales. Siempre adjunto al Igbale está el Idie Egùngùn,
que no es más que, el cuarto secreto donde reposan todos los elementos
utilizados en la celebración de rituales y festivales en honor a Egùngùn, los
trajes llamados Aparakaá Ago Ekú o Ago Kùkù, también conocidos como Asò
Ìyàmòyè, los bastones y tambores rituales entre otras cosas. A este
cuarto solo pueden pasar aquellos que estan iniciados en dichos secretos, se
cree que este culto es solo para hombres, per se ha constatado con personas
iniciadas en dicho culto que, también hay mujeres que participan de manera
activa en dichos rituales, especialmente aquellas que son Olo Oyá. Es bueno
saber que las mujeres sacerdotisas de Oyá tienen especial aceptación en el
culto a Egùngùn, debido a una leyenda yoruba que reza: Oyá fue la única mujer
en vestir los atuendos secretos de Egùngùn y por ello, sus hijas tienen la
facultad de poder estar cerca de los rituales concernientes a Egùngùn. Además,
el Odun Osa Obara, nos cuenta que Oyá no podía tener hijos debido a que ella no
respetaba su tabú de no comer carnero, en adivinación Orunmila le recomendó que
debía hacer sacrificio con un carnero y vestir un traje confeccionado con mucho
colorido, Oyá hizo el ebo y así fue madre de nueve hijos, dando origen a su
apelativo Iya Nsa (madre de los nueve), lo ropa de muchos colores fue una
revelación que Egùngùn le dio a Oyá.
Cada familia o comunidad puede tener un Egùngùn de adoración, lo cual se
logra por medio de los trajes secretos y los bastones utilizados en el ritual.
A lo largo de todas las regiones yorubas y ahora en américa, existen múltiples
asociaciones de Egùngùn, originalmente en las etnias yorubas cada organización
tiene sus títulos jerárquicos: Egùngùn Ajòlòjò, Egùngùn Ajòfóyimbó y Egùngùn
Oyè. Oloje es el nombre que se le da a la persona cuando ha sido iniciada, su
principal función es fungir como custodios del Igbale, así como del cuarto
sagrado. El sacerdote mayor, denominado jefe de los Egùngùn se le conoce como
Alagbaa, el Alapini es el segundo sacerdote importante dentro del culto, tiene
la función de la magia esotérica y de los rituales, dentro de esta cofradía
también denominada secta existen otros cargos como el Èèsorún, Àreòjè,
Olópondá, Alárán principalmente.
La persona iniciada en este culto y que cumple el papel de Medium se llama
Elegun, ósea, aquella que tiene la virtud de acoplar los diferentes espíritus
que en culto de Egùngùn se adoran, el Elegun se caracterizan por su tenebrosa
voz cuando están en trance, voz aguda y misteriosa denominada Séègí.
Existen diferentes tipos de Egùngùn, cada ciudad adora Egùngùn diferentes,
por ejemplo tenemos los Baba Egùngùn que son los Alagbalagba son los más
ancianos y los que mayor libertad de acción en los rituales y festivales
tienen, son los que comúnmente se hacen presentes en los festivales públicos.
Egùngùn Aparakaá son mudos, usualmente van detrás de los infantes para darles
castigo. Egùngùn Elèrù, Egùngùn Olopon, Egùngùn Jándùkù que usualmente usan un
látigo y son muy agresivos, Egùngùn Kùndúkè habitantes de las montañas, Egùngùn
Alagbè que son excelentes danzantes, Egùngùn Pàdàpìdàn que hacen trucos delante
de las personas, Egùngùn Zangbètó son magos y también muy hechiceros, Egùngùn
Alàgbo que aquellos que tienen medicinas y brebajes, Egùngùn Onídán son actores
muy antiguos, Egùngùn Alàríngó aquel que danza mientras camina, Egùngùn
Agbègigò que danzan con máscaras entre otros.
El festival de Egùngùn usualmente se lleva a cabo en el mes de junio.
Mucho se ha dicho sobre el Egùngùn en América, se dice que nunca llegó
dicho culto a Cuba, pero la presencia de la Igbole o teja de Egùngùn es la
mejor manera de dar continuidad al culto original de Egùngùn.